El liderazgo que deja huella 

En los entornos sociales, es común asociar liderazgo con autoridad formal, experiencia técnica o capacidad para tomar decisiones rápidas. Pero transformar comunidades y generar bienestar sostenible requiere otro tipo de liderazgo: uno que se construye en la práctica diaria, en la relación con otros, y en la valentía de sostener procesos complejos sin tener todas las respuestas. 

Desde Promotora Social México, creemos que ese es el liderazgo que deja huella: el que nace del propósito, se construye en la escucha, y se consolida en la acción compartida. 

Más allá del liderazgo tradicional 

Ronald Heifetz, profesor de la Escuela de Gobierno de Harvard y uno de los referentes en liderazgo adaptativo, propone una mirada distinta al liderazgo convencional. Él no lo define como una función asociada al cargo o a la autoridad, sino como la capacidad de movilizar a otros para enfrentar desafíos que no tienen una solución evidente. 

Para Heifetz, los grandes problemas de nuestro tiempo —como la desigualdad, la falta de acceso a salud o educación, o la desconfianza en las instituciones— no se resuelven con recetas técnicas. Son retos que exigen un cambio profundo en los valores, creencias y comportamientos de una comunidad. En otras palabras, son desafíos adaptativos. 

¿Qué distingue un cambio adaptativo? 

  • El cambio técnico se resuelve con experiencia, recursos o ajustes en los procesos. Por ejemplo: implementar una nueva plataforma de registro o rediseñar un manual de operación. 
  • El cambio adaptativo, en cambio, requiere revisar hábitos, soltar viejas certezas y construir nuevas formas de relacionarnos. No se trata de saber más, sino de ser de otra manera

Y es ahí donde el liderazgo cobra una nueva dimensión. Como señala Heifetz:
“Leadership is about disappointing people at a rate they can tolerate.”
Una frase provocadora, sí, pero profundamente cierta. Porque liderar en lo adaptativo implica asumir decisiones difíciles, cuestionar lo establecido y abrir conversaciones incómodas. No para confrontar, sino para avanzar. 

El liderazgo que transforma 

En PSM trabajamos con organizaciones, emprendedores y comunidades que enfrentan desafíos complejos: mejorar las condiciones de vida desde la educación, la salud, la nutrición o el desarrollo económico. Y hemos aprendido que no basta con tener recursos o buenas ideas. Se necesita liderazgo que genere confianza, que sepa sostener el conflicto, y que construya puentes entre visiones distintas. 

 Ese liderazgo no se impone desde arriba. Se cultiva desde lo cotidiano, con cualidades que van más allá de la habilidad técnica: 

  • Escucha activa: para entender qué es importante para los demás, incluso cuando no coincide con nuestra visión. 
  • Empatía práctica: no solo comprender al otro, sino actuar desde esa comprensión. 
  • Capacidad de aprendizaje: reconocer que siempre estamos en construcción. 
  • Tolerancia a la tensión: saber que el conflicto puede ser una fuente de transformación. 
  • Coraje colectivo: entender que el liderazgo no se ejerce en solitario. Se distribuye, se comparte, se multiplica. 

 

Liderar desde el propósito 

Los líderes que dejan huella no son los que tienen todas las respuestas, sino quienes sostienen las preguntas difíciles sin soltar la mano del otro. No son quienes ejecutan soluciones inmediatas, sino quienes se atreven a transformar estructuras con paciencia y coherencia. 

En Promotora Social México apostamos por ese tipo de liderazgo: el que surge del compromiso con las personas. El que moviliza voluntades más allá de los roles. El que se pregunta con honestidad: ¿Qué necesitamos transformar juntos? 

Porque el cambio duradero no se impone. Se cultiva. 

Se cultiva en la escucha, en la apertura al otro, en la capacidad de adaptarnos juntos.
Y se hace posible cuando una comunidad se atreve a transformar no solo lo que hace, sino lo que cree, lo que siente y lo que sueña. 

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