El 17 de julio visitamos APAC para develar una placa.
Fue un gesto simbólico, lo sustantivo es lo que esa alianza hace posible, desde PSM invertimos en un programa integral de detección temprana para niñas y niños de 0 a 6 años con riesgo neurológico. Detectar a tiempo cambia el pronóstico, permitiendo intervenir antes y mejor.
Ese compromiso ya se traduce en 100 niñas y niños en situación de vulnerabilidad reciben atención directa; se adquirió un Therasuit para rehabilitación especializada; y, junto con APAC, estamos implementando un modelo de atención centrado en la familia con medición de resultados.
Nos recibió su estudiantina y cada nota nos recordaba que aquí no hay límites, solo procesos distintos. Durante el recorrido conocimos a fondo su modelo de intervención integral, que acompaña a las personas desde los primeros meses de vida hasta la edad adulta. Vimos terapias acuáticas, tecnologías como el Therasuit, y el centro de neurorrobótica donde tres exoesqueletos, los únicos en América Latina, ayudan a caminar a quienes aún no podían hacerlo. Pedro Castillo, nuestro Director de Inversión Social, incluso probó uno de estos dispositivos. Lo que para muchos es automático, ahí se celebra como un logro construido con ciencia, paciencia y humanidad.
También escuchamos historias que hacen tangible el trabajo de quienes están detrás de cada avance en APAC. Una mamá compartió cómo, tras años de búsquedas y diagnósticos, su hijo finalmente comenzó a recibir atención especializada: “Nos decían que no iba a caminar… y hoy ya quiere empezar a hacerlo.” El equipo de APAC nos habló de quienes empezaron en atención temprana y ahora toman terapia de lenguaje, o incluso egresan a una vida más autónoma. Como ellos mismos dicen: “No los estamos corriendo, es que están saliendo.”
Las empanadas estaban deliciosas; y saber que las elaboraron jóvenes como parte de su formación laboral nos movió todavía más. APAC no solo atiende en lo médico: también forma, acompaña y abre caminos hacia la autonomía.
La placa quedó atrás. Lo esencial está en cada paso que hoy ocurre gracias al compromiso compartido entre familias, terapeutas, organizaciones y quienes creemos —como dijo Pedro ese día— que “el éxito de Promotora está en función del éxito de quienes están con los niños y sus familias.”
Porque llegar a tiempo hace toda la diferencia.